El Mercurio
Jaime Donoso A.
El miércoles, en el Aula Magna de la Universidad de Santiago, la Orquesta Clásica y el Coro de la Usach dieron realce a la celebración de los 169 años de la institución con un concierto lúcido de la primera a la última nota, tanto por la novedad del repertorio como por la excelencia de la interpretación.
El programa se inició con la Obertura "Fausto", Opus 46, de la compositora alemana Emilie Mayer (1812-1883), que exhibe un nutrido catálogo de obras para piano, música de cámara (siete cuartetos), sinfonías, Lieder , y una ópera. La Obertura es de 1880 y oírla fue una grata sorpresa, pues su calidad le permite erguirse, sin apreciaciones condescendientes, junto a obras sinfónicas salidas de la pluma de los grandes del Romanticismo. Más próxima a los poemas sinfónicos de Liszt que al lenguaje wagneriano, revela una construcción dramática muy adecuada al espíritu fáustico y un manejo orquestal de gran efectividad. Un gran acierto su inclusión pues, además, hizo perfecto pendant con la obra final del programa, también inspirada en Goethe.
Del compositor chileno Patricio Wang (1952) se oyó "Desierto", con texto de Gabriela Mistral, en la versión para barítono, cuerdas y timbales. Wang, radicado en Europa, ha sido uno de los compositores más versátiles de su generación y su aporte ha estado presente tanto en la música docta como en el género popular (Quilapayún). La obra escuchada devela con intimidad y contención la desolación y aridez descarnada del texto, y el barítono Patricio Sabaté transmitió magistralmente esta atmósfera con clarísima dicción, proyección y belleza vocal. Otro acierto.
En su poema "La primera noche de Walpurgis", Goethe narra la génesis de esta especie de aquelarre nocturno en que junto a la lucha entre el invierno, que termina, y la primavera, que trae la luz, los druidas alientan a su pueblo a perpetuar sus tradiciones ancestrales y resistir la invasión de los valores cristianos. Con este material, Mendelssohn construye una poderosa cantata para solistas, coro y orquesta.
Solo elogios merece la versión. Los solistas fueron la mezzosoprano Claudia Godoy, el tenor Francisco Huerta y los barítonos Patricio Sabaté y Cristián Lorca, todos de magnífico desempeño. No se podría pensar en un cuarteto mejor. El coro (director, Andrés Bahamondes) reveló excelente preparación, y la orquesta exhibió sus reconocidas virtudes bajo la mano experta de Nicolas Rauss, gran director, y a quien hay que agradecerle su constante preocupación por remozar los repertorios. En suma, uno de los muy buenos conciertos de la temporada.
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