El Mercurio
Con casi cuatro décadas de música a cuestas, la banda australiana sigue explorando el misticismo en su nuevo álbum. Rubén Villalón
Dead Can Dance partió en 1981 en Melbourne, Australia, como el proyecto conjunto de Brendan Perry y Lisa Gerrard, sin embargo la pareja emprendió rumbo a Londres al año siguiente cansada de la mentalidad estrecha del país por aquellos días ante propuestas tan poco masivas como la suya, la cual mezclaba el post punk con ritmos místicos.
"No fue fácil. Estábamos, supongo, tratando de interpretar una música que a nosotros nos agradara y no lo que el mercado o la moda musical dictara. Esa es una de las razones por las que decidimos irnos de Australia, porque Australia es muy limitado, tiene una mentalidad muy estrecha para la música más alternativa, tal vez tiene que ver con la población, ya que es un lugar muy poco poblado. Así que decidimos venir a Europa, porque sabíamos que podía haber un público más grande para el tipo de música que queríamos hacer. Y nuestra suposición fue correcta, aunque fue muy difícil al comienzo. Fue una lucha, pero gradualmente comenzamos a caminar. Gateamos, luego caminamos y después nos pusimos a correr. Luego de 2 o 3 años en Londres pudimos progresar y hacer la música que queríamos", cuenta al teléfono Brendan Perry a "El Mercurio".
La música de Dead Can Dance desde sus inicios refleja una búsqueda y un interés constante por las expresiones artísticas nativas y las inquietudes espirituales alrededor del globo, por lo que el tono sacro y la construcción de atmósferas sublimes fue marcando cada vez más su producción. Instalados en Londres, firmaron por el sello británico 4AD -donde militaron también Cocteau Twins, Pixies, Pale Saints y Red House Painters- y dejaron finalmente aflorar toda su creatividad. Perry recuerda aquellos años: "Éramos inusuales, porque éramos solo dos personas, un hombre y una mujer compartiendo roles vocales, y eso es inusual pero fuerte a nivel musical. Pudimos mantenernos firmes como artistas y también reflejábamos en nuestra música lo que estábamos escuchando en cada momento. En cada álbum hay una gran influencia que se nota en el material que producíamos. Así fuimos del post punk a la música clásica, simplemente porque había música que no habíamos escuchado antes y que nos emocionaba demasiado. La abrazamos e internalizábamos a tal punto que teníamos que tener un lugar donde ir: interpretar ese tipo de música. Creo que esa es la realidad de cada disco que hemos sacado desde entonces. Ahora, el nuevo álbum 'Dionysus' refleja mi amor por la música folclórica tradicional, en especial de orígenes mediterráneos".
Luego del debut homónimo de 1984, placas como "Spleen and Ideal" (1985) y "Within The Realm of A Dying Sun" (1987) fueron ampliando cada vez más la paleta sonora de la banda, siempre atenta a explorar las relaciones entre humanidad, misticismo y naturaleza. Hace 30 años exactos, en "The Serpent's Egg" (1988), Perry optó por utilizar en la portada una imagen muy particular, la cual le recordaba mucho la forma de oxbow del sector de Isle of Dogs en Londres, donde vivía junto a Lisa por aquel entonces. La ciudad, con el Thames nutriendo su estructura, parecía desde lo alto una estructura biológica. "Solíamos vivir en Isle of Dogs, justo en la mitad de esa curva que parece casi cerrarse sobre sí misma. Le llamamos un oxbow , así se le llama, en el río. Encontré esa imagen en un libro y me impactó, pues yo estaba interesado en lo micro y en lo macro, en el universo interno y el universo externo, y simplemente el río se veía como una arteria, son arterias que proveen vida llevando agua, de la misma forma en que la sangre acarrea vida a los órganos y estructuras internas de los animales. Esa es una de las razones principales por las que escogí esa imagen", señala.
Estructurado como una obra en dos actos y con siete movimientos, el recién editado "Dionysus" sigue dándole a la naturaleza un rol protagónico, pues muchas grabaciones de campo se incluyen dentro de los dos actos que componen este oratorio, incluyendo sonidos de aves de México y Brasil, cabras de Suiza o colmenas de Nueva Zelandia. Las voces humanas, a su vez, toman el rol de comunidades que celebran. La figura de Dionisio -el dios griego del vino-, ligada a la vida, la fertilidad, el teatro y las fiestas, es clave para este nuevo material, así como la fascinación de Perry por los festivales de primavera y de la cosecha, que siguen guardando algo de su inspiración original a pesar de haber sido censurados en cierta forma durante siglos por el control ejercido por el cristianismo y el islam. La portada del álbum presenta una máscara hecha por la comunidad de los huicholes de las montañas de la Sierra Madre en México, quienes utilizan el peyote en un rito sagrado con el propósito de sanar y expandir la mente.
-Desde comienzos de los 80 ha estado intentando conectar a la gente a través de la música con lo misterioso y lo místico. ¿Cómo traduce eso a las composiciones?
"Es simplemente estar consciente de las voces que nos llaman, ya sea del bosque, del campo, de la jungla o de los ríos, del mar. Encuentro que hay música en todas partes, y hay comunicación en todas partes, así que no me siento tan aislado como ser humano. Supongo que se debe a que -ya que mi profesión se basa en lo audible- la expresión y mi sensibilidad para escuchar está acentuada en una forma tal que recibo mucha más información de lo que me rodea. Pienso que en la ciudad uno se desensibiliza por la vibración de los ruidos, y en el campo tú te sientas y puedes escuchar cómo un insecto se aproxima, por el silencio, y puedes oírlo desde lejos, ya que el sonido recorre más distancia. Para mí todo esto se trata de estar abierto al sonido. El sonido está en todas partes, la música está en todas partes y la escucho en el sonido que hacen los grillos, en el crujir de las hojas, en todos lados. Yo trato de incorporar eso a lo que hago, en parte para desplazar las barreras de lo que uno escucha y compartir con la gente este amor de esta música que uno se encuentra. En especial, este nuevo álbum 'Dionysus' es una celebración de la naturaleza por sobre todo, ya sea humana o animal, y Dionisio es el epicentro de todo lo fructífero, dinámico y fértil que tiene la naturaleza".
-Este álbum llega seis años después de "Anastasis". ¿Cuánto tiempo pasó haciendo las grabaciones de campo y componiendo estas extensas piezas?
"Como un año y medio. Después del disco anterior, 'Anastasis', estábamos en el proceso de mudarnos con mi familia hacia Francia y nos tomó un par de años poder hacerlo, y luego tomó otro par de años hasta poder completar mi nuevo estudio. Renové un granero antiguo que estaba en la propiedad y ese es mi estudio ahora, todo eso toma tiempo. He estado ocupado además con otros proyectos, no solo el disco. He estado haciendo música para películas y un disco llamado 'No Land', con un francés llamado Oliver Mellano y una banda tradicional de gaitas bretonas".
-Tengo entendido que tiene planes para un tour por Europa en 2019.
"Haré un tour solista en la próxima primavera del hemisferio norte por Europa occidental, con un trío, tocando en locales íntimos, tocando folk blues, bossa nova, eso es lo que estoy haciendo. Lo haré en Europa del este en otoño y luego Dead Can Dance tendrá fechas en verano, así que estaré de gira casi todo el próximo año".
-¿Y está en su agenda volver a Chile con este nuevo álbum?
"El próximo año no, pero ciertamente en el futuro. Me encanta Chile, he tenido shows grandiosos ahí y la gente es maravillosa, tengo buenos recuerdos. El próximo año es solamente Europa, así que tendremos que ver si al año siguiente hacemos más fechas y tal vez alguna grabación".
Luego del debut homónimo de 1984, placas como "Spleen and Ideal" (1985) y "Within The Realm of A Dying Sun" (1987) fueronampliando la paleta sonora de la banda, siempre atenta a explorarlas relaciones entre humanidad, misticismo y naturaleza.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario