sábado, noviembre 03, 2018

Riot Grrrl, el movimiento feminista que revolucionó el punk rock en los noventa

El Mercurio

Hace 27 años la escena de la costa noroeste de Estados Unidos se vio remecida desde dentro por mujeres que alzaban su voz tanto en contra del sexismo como de la violencia y el acoso sexual, impulsando el empoderamiento femenino mediante su música, fanzines y reuniones.

Por Lidia Chávez. 


Cuando las mujeres del mundo punk rock de Olympia y Washington D.C. arremetieron en 1991, lo hicieron con enfado. Los hombres que asistían a los conciertos de Bikini Kill, sabían que su vocalista, Kathleen Hanna, los relegaría hacia la parte de atrás para que las mujeres pasaran adelante y no fueran aplastadas por las turbas o mosh . Sus canciones hablaban desde la marginalización que sentían, con letras cargadas de sentido y una estética que celebraba lo femenino, dejando claro que no serían una más de los hombres.

Desde sus orígenes en 1970, el punk ha sido crítico de la sociedad, ya sea mediante su música o la cultura del "hazlo tú mismo" reflejada en las revistas caseras que creaban llamadas "fanzines". Pero durante los noventa se vivía bajo un doble estándar respecto al sexismo, con un ambiente hostil hacia las mujeres. "En Olympia no había muchos conciertos, por eso íbamos a Washington D.C. o Seattle, pero no sentíamos que la música nos hablaba a nosotras", dice Allison Wolfe, cantante de Bratmobile.

Sarah Marcus, autora del libro "Girls to the Front: The True Story of the Riot Grrrl Revolution", explica que el movimiento surge por "la preocupación sobre el acoso y asalto sexual que sufrían niñas y jóvenes, mientras que durante las elecciones presidenciales, las dos facciones políticas existentes estaban en una tensa discusión por las campañas contra el aborto legal".

El movimiento era un fenómeno cultural, pero su esencia provenía del feminismo y el activismo político, que expresaban a través de la música, los fanzines y el arte. "Creo que era una iteración de un momento emocionante para las mujeres en el punk, tanto en la música como el arte, con fundadoras que fueron conscientes de las problemáticas sociales", dice Lisa Darms, ex curadora de la "Colección Riot Grrrl", en la Biblioteca Fales de la Universidad de Nueva York.

Riot Grrrl se origina principalmente en dos ciudades. Una de ellas era Olympia, que contaba con alta presencia femenina y una universidad donde las ideas feministas estaban latentes en los estudiantes y las manifestaban, como Kathleen Hanna, quien sería la cara visible del movimiento. "Olympia siempre ha sido dirigida por mujeres, con un ambiente muy experimental, pero cuando Kathleen llegó puso la ciudad boca abajo, lo que fue genial", dice Wolfe.

Luego estaba Washington D.C., con una escena punk desarrollada. Al estar en la capital, tenía una larga trayectoria de protestas y organizaciones consolidadas, como Positive Force, siendo sus oficinas el lugar de la primera reunión bajo el nombre Riot Grrrl, en 1991. "En ambas la mayoría se consideraba radical y orientada a la comunidad, pero el sexismo, el abuso y el acoso sexual ocurrían dentro de ellas y las mujeres querían hablar de ello", explica Marcus.

Hazlo tú misma

Al necesitar solo recortes y pegamento, los fanzines eran una forma fácil de difundir pensamientos sobre música y teorías feministas. En 1990, Hanna junto a Tobi Veil, de Bikini Kill, crearon un fanzine bajo el mismo nombre donde se publicó "El Manifiesto de Riot Grrrl", que delineaba las quejas y objetivo del movimiento.

Por su parte, Wolfe junto a Molly Neumann, de Bratmobile, crearon "Girl Germs" en 1989. "La revista la hicimos antes de tocar en la banda porque era más fácil y así promovíamos la cultura femenina, a las mujeres que hacían música y hablar de temas que nos interesaban", explica Wolfe.

El fanzine que dio nombre al movimiento fue "Riot Grrrl" publicado en 1991, que surge por una carta que recibe Wolfe de la activista Jen Smith, donde esta le decía que necesitaban iniciar una revuelta de chicas ( "riot girl" ), en respuesta a los enfrentamientos que se dieron entre civiles y uniformados por un policía que disparó arbitrariamente a un hombre salvadoreño. Este fanzine fue fundado por Neumann, pero Wolfe, Hanna y Veil también contribuyeron.

Quienes estaban en bandas tenían que lidiar con una audiencia masculina que las despreciaba directamente. Bandas como Bikini Kill, Bratmobile, Heavens to Betsy o Sleater-Kinney recibían continuamente malos comentarios y amenazas, como les sucedió a Bratmobile en su segundo show como teloneras de los Melvins, banda conocida en la escena. "Nos odiaron. Cuando salimos del escenario Kathleen se nos acercó y nos preguntó si estábamos bien porque hubo gente gritándonos amenazas de muerte, pero yo no lo noté, pero el líder de los Melvins nos apoyaba, decía que prefería bandas de chicas a chicos insolentes", dice Wolfe.

Por otro lado, el sentido de comunidad impulso la creación de talleres y reuniones, donde las mujeres podían aprender y hablar de temas como el bullying , el sexismo, el feminismo o el racismo. Marcus, quien participó de algunos, los describe como "emocionantes, sobre todo para una joven, donde la mayoría del tiempo te sentías sola o no muchos pensaban lo mismo, por lo que hablar y escuchar a otros que venían de un lugar similar al tuyo era eléctrico".

Según Marcus, cuando el concepto se polarizó, la última reunión bajo el nombre Riot Grrrl fue en 1996."Claro que hubo otras convenciones feministas, lo que demuestra que la energía seguía, pero ya el término era divisorio, los medios lo retorcieron y como vehículo de ideas se volvió limitado".

Nuevas formas de protesta

Para Wolfe, Riot Grrrl se dio en un mundo pre internet, en una escena y momento específico, por lo que no se podría replicar. "Creo que al menos inspiró a muchas chicas a tomar el control de sus vidas y a responder a quienes las querían mantener calladas, lo que es importante, como lo es también que se siga avanzando y la gente cree sus propias escenas".

Hoy, el movimiento es considerado como la tercera ola feminista en Estados Unidos, con una influencia aún vigente. "Tal como las Riot Grrrls no inventaron el feminismo, cuando Bikini Kill tocó su primer show, tampoco terminó con la última convención. Hoy inspiran nuevas bandas, blogs o medios feministas, siendo algunos liderados por personas que fueron parte o se sintieron influidas por la escena y su música", afirma Marcus.

Ese interés hizo posible la creación de la "Colección de Riot Grrrl", que cuenta con más de mil fanzines, letras de canciones, diarios y fotografías e ítems únicos como cartas que preservan esta historia feminista. "Creo que contiene la esencia del movimiento. Al ser solo materiales originales, capturan la rabia y el compromiso, como también el deseo y la creencia de la revolución feminista", dice Darms.

Actualmente, quienes abiertamente han dicho ser influenciadas por Riot Grrrl son Pussy Riot, el grupo feminista punk ruso que irrumpió durante la Final de la Copa Mundial de Fútbol en Rusia, en protesta contra la corrupción política, el monopolio medial y la ilegalidad de protestas culturales en el país.

Este último año problemas como el sexismo y el abuso sexual han resurgido a través del globo, como en Chile, debido a las continuas denuncias en la industria del cine y la televisión, además de tomas feministas en universidades y colegios exigiendo una educación no sexista. "Es emocionante ver lo que se está haciendo, que haya entrecruce de luchas, como el de 'Black Lives Matter', 'Me Too' y 'Time's Up' que aparecen en los medios. La gente no se da cuenta de que antes del internet y redes sociales ninguna de esas ideas estaba en las noticias, todos estábamos contra la ley", dice Wolfe.

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