El Mercurio
El artista de Deutsche Grammophon tocará el Concierto para piano de Grieg y "Rhapsody in Blue" de Gershwin. Dirige José Luis Domínguez.
Romina de la Sotta Donoso
El cotizado pianista Simon Ghraichy (1985) debuta en Santiago en el concierto que la Orquesta Sinfónica de Chile agendó con la Fundación CorpArtes para hoy en Rosario Norte 660.
"Antes que todo soy francés, llegamos a Francia cuando yo tenía cuatro años. Pero mi mamá es de México y mi papá, libanés; tengo los tres pasaportes y mis vínculos con las tres culturas son muy fuertes", dice, en castellano. Esto se ha traducido en una estrecha colaboración con el Festival Baalbeck, del Líbano, y con compositores libaneses radicados en París, por un lado. Por el otro, el 16 de septiembre celebrará la Independencia de México con un recital, e incluyó obras de Arturo Márquez y de Manuel María Ponce en "Heritages" (2017), el primer CD que grabó con Deutsche Grammophon.
"El próximo disco será lanzado en febrero. Su tema es la locura y el frenesí. Habrá una obra mayor del repertorio pianístico, 'Humoresque', Opus 20, de Schumann, y después un caleidoscopio de pequeñas obras de autores como Philip Glass y Michael Nyman. Tal vez el nuevo público compre el disco por una de estas obras, pero tendrá la chance de escuchar media hora de Schumann. Creo que hacer vínculos entre diferentes obras y compositores, del pasado y del presente, es más adecuado para nuestra época que grabar solamente una gran obra de repertorio", asegura. También grabará una obra del italiano Jacopo Baboni (1971), quien trabajó con Luciano Berio.
El concierto de la Sinfónica será dirigido por José Luis Domínguez y se harán presentes tres compositores que son pilares de la música estadounidense: Bernstein, con la obertura de su opereta "Candide" (1956) -solo cinco días después de su centenario-; Copland, con la suite del ballet "Billy the Kid" (1938), y Gershwin, con "Rhapsody in Blue" (1924). Se sumará un monumento noruego: el Concierto para piano de Grieg, de 1868. Las dos últimas contarán con la actuación solista de Simon Ghraichy.
Todas las obras elegidas contienen algún elemento de la música tradicional; Bernstein bebe de la música popular, Copland incorpora seis canciones cowboy y Gershwin introduce el jazz en la música de concierto.
Grieg, en tanto, integra melodías del folclor noruego en su romántico Concierto para piano. "Es cierto, y el final del tercer movimiento podría ser incluso una danza latinoamericana, pues tiene un swing que es muy raro para la música europea. Me encanta que Grieg combine elementos populares con la riqueza intelectual de la música clásica", dice Ghraichy.
Y respecto de "Rhapsody in Blue", aclara que "es puro jazz, pero jazz escrito. Gershwin lo puso todo en la partitura y ofrece sonoridades geniales".
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