La Tercera
"Es el mejor logrado de toda su carrera", anunció Gustavo Santaolalla sobre Jei beibi, el nuevo álbum que los mexicanos vienen a presentar a Concepción y Santiago. "El tiempo dirá qué tipo de disco es", responde incrédulo Joselo Rangel, guitarrista de una banda que sabe del avance del tiempo: junto a Rubén Albarrán, Emmanuel del Real y Quique Rangel celebran tres décadas ininterrumpidas de canciones.
Por Alejandro Jofré
Los Prisionellis
La escena es conocida. El 25 de septiembre de 2003, Los Prisioneros citan a conferencia de prensa en dependencias de una radio, la primera desde la segunda vida del grupo sin Claudio Narea entre sus filas.
Al alero de Warner Music, Jorge González y Miguel Tapia pretenden dar a conocer una inminente gira nacional junto a Café Tacvba y la incorporación de Álvaro Henríquez como nuevo guitarrista de Los Prisioneros.
En el papel, el hombre de “Moizéfala” lo será durante las fechas en que la banda de San Miguel comparta escenario con los mexicanos.
Ese día en Providencia, ni González ni el baterista Miguel Tapia tienen mucho interés en hablar de otro asunto ajeno a su breve gira, ni menos aclarar la polémica salida de Narea, quien denunció que sus ex colegas lo echaron del grupo.
Álvaro Henríquez, entonces al frente de Los Pettinellis, llegaba con la chapa de guitarrista invitado y enlace con los mexicanos, que solo el año anterior habían publicado el Ep Vale callampa, un disco en donde versionan cuatro temas de Los Tres:
La conferencia a tablero vuelto es incómoda. La prensa insiste en aclarar la salida del hombre de “Lo estamos pasando muy bien”, mientras González y Tapia responden que han alcanzado un “acuerdo de caballeros”.
“La verdad es que no vamos a dar ninguna explicación porque lo de nosotros quedó entre nosotros y ahí va a morir”, insiste González al borde de la ira.
Tapia, igual de tenso, añade: “Decidimos que Claudio se fuera del grupo por razones que él y nosotros solamente sabemos”.
Pero las preguntas vuelven insistentes sobre el tema Narea y el desenlace se hace inevitable.
Entonces una periodista pregunta sobre la carta de Claudio Narea y la paciencia de Jorge González estalla frente a las cámaras de televisión que transmiten en vivo.
“Dale con la carta de Narea. Filo con ustedes”, reclama la voz de Los Prisioneros en un arranque de ira que pasará a la historia del rock chileno.
Vuelan micrófonos y vasos con agua mientras González y Tapia desaparecen por una puerta lateral y Henríquez se muestra entre impávido y sonriente: “Eh… chaíto”.
Ni estilos, ni grupos: compositores
“¿Ya fue hace quince años? ¡Fue hace un montón!”, dice José Alfredo Rangel, el guitarrista fundador de Café Tacvba, acaso el plato fuerte de una gira que quedó a la sombra de esa histórica conferencia de prensa.
Antes de una prueba de sonido en el Estadio Nacional de Lima, el músico conocido como Joselo cuenta a Culto sus recuerdos de esa olvidada gira junto a Los Prisioneros, una que cumplirá quince años de historia cuando los hombres de “Eres” vuelvan a presentarse este viernes en Concepción.
“Las dos bandas me gustaban mucho. Mucho más Los Tres, pero tocamos con Los Prisioneros, cuando Álvaro estaba como guitarrista. Eran Los Prisionellis o así les decían”, recuerda Joselo al otro lado de la línea.
Luego sigue: “A Los Prisioneros no los conocí en su momento, en México no sonaron tanto como otras bandas. Allá se escuchaba mucho rock en español pero que venía de Argentina o de España. A Los Prisioneros los conocí cuando Café Tacvba empezó a venir a Chile”.
Y la primera vez que apareció el timbre de la migración chilena en el pasaporte del mexicano fue el año 1993, cuando ensayaban las grabaciones de un disco llamado Re.
Joselo Rangel, el guitarrista fundador de Café Tacvba, creció entre Minatitlán y el DF mexicano como un niño obsesionado con la televisión y la ciencia ficción. Pero fue a partir de Star Wars que comenzó a bucear entre la ufología y lo insólito, hasta decantar en uno de sus autores de cabecera: el escritor Philip K. Dick.
Esas mismas obsesiones lo llevaron de Billy Joel y Styx, en lo musical, a tomar la guitarra a los 15 años viendo los acordes en un Guitarra fácil de los Stones, otro de los Doors y uno de los Beatles, según confesó al biógrafo de los mexicanos, Enrique Blanc.
“Siempre lo que más me ha gustado a mí de la música, más que estilos o grupos, son los compositores”, dice a Culto el experimentado músico.
“Respeto muchísimo a Jorge González como compositor y lo mismo me pasa con Álvaro Henríquez. Juntos fueron una tremenda combinación”, añade.
Yo que era un solitario bailando
Un par de años después de esa gira que llevó a Café Tacvba y Los Prisionellis a anunciar presentaciones por lugares poco habituales para los mexicanos —como Antofagasta o Concepción—, Joselo regresó a Chile con lo puesto en 2005.
Allí abrió un concierto para el fallecido James Brown en la Quinta Vergara, filmó un video en el matadero Franklin junto a Álvaro Henríquez y se encerró en los Estudios del Sur a grabar su segundo disco en solitario, un álbum que tituló simplemente Lejos:
“Me fui para Chile sin nada: sin instrumentos, sin muchas canciones y trabajé con Álvaro Henríquez tanto como productor y como músico”, dice Joselo desde un teléfono móvil en Lima.
El trabajo resultó ser un disco de buenas melodías de rock, grabado a dos guitarras entre Rangel y Henríquez.
“Tenía ganas de hacer un disco no tan producido”, aclara el mexicano que ensalza el gusto por lo análogo del músico chileno: “Le gusta trabajar en vivo en vez de depender del Protools y las máquinas. Con Álvaro es hacer una canción, grabarla el número que sea necesaria hasta que esté bien, aunque signifique tocarla 40 veces”.
El disco, de títulos breves y apenas diez temas, “tiene mi nombre, pero las guitarras de Álvaro son un sello muy fuerte. Él tiene el mismo gusto que yo, ese sentido melódico, de Johnny Marr, de los Smiths, una escuela que no es de solos sino de texturas”, añade.
Acostumbrado a largas temporadas fuera de casa al alero de Café Tacvba, esos tres meses viviendo en Santiago sirvieron para que el músico mexicano se soltara.
“Pues nada, fue toda una experiencia”, dice él.
Un par de lugares
Esta semana, Joselo Rangel regresa a Chile de la mano de Café Tacvba. Lo hará para presentar las canciones de Jei beibi, el octavo disco de estudio de una banda estandarte del rock en español fabricado en Latinoamérica, uno que según su eterno productor, el galardonado músico argentino Gustavo Santolalla, es “el mejor logrado de toda su carrera”.
Primero se presentarán en el Gimnasio Municipal de Concepción, el viernes 17 de agosto, junto a Javiera y Los Imposibles, quienes llegan reforzados por dos músicos históricos de Los Tres: Titae Lindl y Cuti Aste.
Y al día siguiente lo harán en el Gran Arena Monticello de Santiago.
-Cuando Café Tacvba se presenta en vivo, ¿cómo es esa negociación entre las-canciones-que-van-a-tocar-para-gusto-del-público y sus propias necesidades como artistas? ¿Qué mostrarán, por ejemplo, en Concepción?
-Lo veo como una buena oportunidad para mostrar algunas canciones del nuevo disco, de Jei beibi, de hacerlo como una especie de presentación de disco pero obviamente sin olvidar, sin dejar de lado las canciones que nos han acompañado todos estos años. Canciones que sabemos que la gente quiere escuchar y que a nosotros también nos gusta tocar.
Joselo se declara seguidor de un momento en sus conciertos que según él aparece solo a cuentagotas.
“A mí me encanta cuando se da esta comunicación entre público y grupo por una canción con la que hemos crecido los dos, tanto el fan como el compositor. Es una energía muy especial y por supuesto que la vamos a buscar”, dice.
“Dependiendo del tiempo que nos den de show, haremos un setlist que nos tenga contentos tanto al público como a nosotros. Aparte, por donde hemos ido tocando pues la gente ha quedado satisfecha. A Concepción hace un buen tiempo que no vamos, así que será una buena oportunidad para retomar esa relación”, adelanta.
Ecléctico como Re
Aparte de ser el octavo disco de estudio de los mexicanos, en Jei beibi Café Tacvba abandona por primera vez la comodidad de un sello para flotar en la independencia.
“Es un disco único, pero también un disco más en nuestra carrera. Cada disco ha sido una fotografía del momento que estamos viviendo y este disco también lo es”, enfatiza Joselo.
-Santaolalla dice que encuentra con “la panza” a los grupos con los que quiere trabajar, en esta nueva etapa independiente de Café Tacvba, ¿cómo eligen a la gente que trabaja con ustedes?
-En realidad esta etapa independiente que tenemos se parece mucho a nuestra etapa en que estábamos con una disquera. Sí hay diferencias notables, pero en realidad, como siempre fuimos un grupo independiente, aun dentro de las disqueras, siempre hicimos lo que quisimos, que era hacer buena música y utilizar los medios y las herramientas a nuestro alrededor. Antes era indispensable que uno tuviera una compañía disquera para poder hacer muchas cosas. Ahora, pues todos sabemos que no es así, que hay caminos que se pueden tomar más allá de las disqueras.
“En Café Tacvba somos cuatro integrantes, cada uno de nosotros tiene diferencias, pero en lo que coincidimos es en seguir caminando como grupo y haciendo cosas nuevas, sin dejar atrás lo que ya hemos hecho”, añade el guitarrista.
Luego sigue: “Es algo que nos apasiona. Más allá de cómo esté la industria o que lo que está de moda es más el reggaetón que el rock, sabemos que hay un público al que le gusta nuestra música o que le gustan grupos que tienen que ver con nosotros y que nos podemos comunicar con ellos”.
-En Jei beibi trabajan por primera vez con Mick Guzauski, quien ha mezclado con grupos como Daft Punk, ¿cómo fue esa experiencia?
-Pues: una escuela de producción musical quería hacer un encuentro allá en México y llevarlo a él a hacer como tutoriales. Para que él pudiera trabajar necesitaban una banda que hiciera una canción y la grabara en un estudio. Entonces se acercaron a nosotros e hicimos una especie de intercambio. Nos dijeron “no hay un pago pero si ustedes traen una canción este ingeniero puede mezclar y de esa manera tener algo”. Lo hicimos en un lugar cerca de la Ciudad de México, en Cuernavaca, y vimos que sí funcionaba. Invitamos también a Gustavo Santaolalla, le dijimos “mira, está esta posibilidad de trabajar con este ingeniero y de esa manera nos podemos conocer y ver qué tal”. De ahí salió la canción “Un par de lugares” que la terminamos muy, muy pronto, después de grabarla y casi, casi a la semana, ya la pudimos subir a diferentes plataformas digitales:
“Eso es lo bueno que trae el ser independientes”, sintetiza Joselo.
Luego añade: “Hay mucha burocracia que nos podemos saltar y con la inmediatez del Internet se puede sacar una canción en el momento que la tengas”.
El guitarrista de Café Tacvba asegura que con Mick Guzauski notaron que por primera vez en mucho tiempo el nuevo sonido de la banda “era algo muy fresco”.
“Estábamos trabajando en más canciones pero quisimos sacar esa canción aislada de un álbum y después nos pusimos de acuerdo para seguir trabajando en las canciones que siguieran. Así nació Jei beibi”, explica el músico.
Luego agrega: “Suena raro decir descubrimiento, pero juntarnos con alguien que normalmente graba y hace mezclas de otro tipo de grupos nos sirvió bastante”.
“Creo que se nota la frescura y su mano y su oído y su talento en el Jei beibi”, dice Joselo.
-Leí en varias reseñas que Jei beibi es una especie de regreso no calculado a Re, básicamente por su carácter ecléctico. ¿Estás de acuerdo?
-Lo escuché de mucha gente, sobre todo amigos que me decían “oye está muy ecléctico”, “va de un lado a otro” o “hay canciones que no te parecen” y yo les decía que en realidad nunca sabemos lo que realmente estamos haciendo. Podemos tener una especie de idea, una idea vaga, pero no nos ponemos de acuerdo, tipo “bueno, vamos a hacer un disco que vaya a tener tales características”.
Joselo cuenta que cada integrante de Café Tacvba compone de manera individual, “entonces a veces las canciones llegan y nos damos cuenta de que tratan de los mismos temas, aunque no nos hayamos puesto de acuerdo ni nos juntemos a trabajar”.
“Cada uno hace las cosas por su lado”, dice sobre la fase más primitiva de su música.
“En la primera parte de la creación somos muy individuos y en el momento que nos juntamos y mostramos esas canciones ya nos convertimos en un grupo y empezamos a trabajar juntos”, agrega.
Según Joselo, “siempre es muy difícil decir ‘vamos a hacer esto, vamos a hacer otro Re u otro disco’. Cuando se los comenté a mis compañeros, me dijeron: ‘¿Estás diciendo que parece un Re? No hombre, para nada. No hay nada parecido’. Pero yo creo mucho más en lo que dice la gente. Es más importante lo que la gente diga que lo que diga el músico. Sobre todo en la interpretación que tengan de este trabajo”.
El escritor mexicano Álvaro Enrigue escribió a propósito de un reciente concierto de la banda en Nueva York: “Les ha pasado lo que a David Bowie: mientras más viejos, más macizos”.
-A propósito de Santaolalla, también dijo que Jei beibi es el mejor disco a la fecha de Café Tacvba, ¿cómo lo ves tú?
-(Risas) no es que yo diga “este es el mejor disco”, pero sí salimos muy contentos con el resultado. Nos sorprendió. Ciertas canciones, cierto sonido y cierta frescura nos sorprendió a todos porque somos una banda que tiene treinta años justo. Y pues muchas bandas no llegan a esa edad o no llegan a llevarse bien. Nosotros nos llevamos bien, aparte hacemos canciones, tenemos ganas de estar juntos de tocar y estamos muy felices con el resultado, con lo que hay.
Joselo aclara que el ganador de dos Oscar por las bandas sonoras de Babel y Brokeback mountain y productor de Corazones de Los Prisioneros “es uno más de nosotros. Santaolalla es esta persona muy cercana pero que al mismo tiempo está afuera y puede ver desde esa posición lo que podemos lograr”.
Sobre el trabajo con el también productor del primer disco solista de Jorge González, Joselo dice que “Gustavo es muy exigente con nosotros. Cuando llegamos y le mostramos las canciones nos ha dicho ‘¿Saben qué? Todavía le falta, tienen que volver, pónganse a componer, ustedes pueden hacer más. ¡Pónganse a trabajar, pónganse a hacer canciones!”.
“Si lo dice él es porque sí siente eso —opina sobre el veredicto de su productor ancla—, siente que sí pusimos mucho trabajo y mucho corazón en este Jei beibi. El tiempo dirá qué tipo de disco es o a qué nivel está dentro de la discografía del grupo. Por lo pronto, es el más reciente trabajo que tenemos y, a pesar de que tiene un año, lo seguimos tocando y disfrutando”, puntualiza.
Cuatro caminos
Mucho antes de Jei beibi, el éxito, por así decirlo, casi desarma a Café Tacvba. Las extensas jornadas de promoción comenzaron a aburrirlos.
La apatía se instalaba a ratos en la sala de ensayo y a la altura de su exitoso disco Cuatro caminos (2003) decidieron tomarse unas vacaciones, las que luego terminaron en una pausa que vendría a dar forma a uno de los mejores discos firmados por los mexicanos luego de Re (1994), uno cargado a las guitarras y la pista de baile en partes iguales y que lleva por título Sino (2007).
A contar de ese período, el cantante principal de Café Tacvba, Rubén Albarrán, firmó el disco Bienvenido al sueño y armó y desarmó a otras bandas como Villa Jardín y Hoppo!.
Emmanuel del Real inició en paralelo a Café Tacvba una carrera musical como solista y productor, además de probar suerte como DJ y fotógrafo.
Y Quique Rangel, hermano de Joselo, participó de otros proyectos, aunque también es diseñador gráfico y miembro de la banda Los Odio!
Joselo, el mayor de los hermanos Rangel, además de sus álbumes solistas Oso (2002) y Lejos, se refugió en la literatura y se hizo un conocido autor de cuentos, crónicas, ensayos, guiones y columnas, las que publica semanalmente en medios mexicanos.
A la fecha ha firmado algunos prólogos y dos comentados libros, los volúmenes Crónicas marcianas (2011) y One hit wonder (2015).
“Perdón, me están llamando para salir al parque”, se disculpa el guitarrista al otro lado de la línea. Café Tacvba prueba sonido en Lima y antes que la llamada se interrumpa hablamos rápido de su otra pasión.
-¿Sigues escribiendo?
-Ahorita tengo la columna semanal que he recopilado en libros a través de editoriales independientes. Pero estoy en pláticas con una editorial más grande que me permita llegar a todos los lugares y que no haya un problema de distribución. La escritura sí la siento como otra actividad importante para mí, me ha ayudado a desarrollarme por donde la música no me permite hacerlo y es un trabajo que sí es individual y bien personal y que me gusta muchísimo.
-¿Y hay planes de publicar acá en Chile?
-Sí, es una posibilidad. Hay una editorial de las grandes interesada y pronto podría haber novedades.
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