martes, agosto 14, 2018

Presidente Piñera acepta renuncia de Mauricio Rojas a 90 horas de anunciarlo, y agenda de DD.HH. irrumpe en La Moneda

El Mercurio

Mandatario rechazó dichos del escritor respecto de que el Museo de la Memoria es un "montaje" de la izquierda.
El Gobierno tenía planificado desplegar agenda legislativa y enfatizar en medidas de salud, pero el episodio generó que se desviara el foco, por segunda semana consecutiva. 

Javiera Martínez
Desde calle Ahumada hasta el Palacio de la Moneda se dirigió, pasadas las 11:30 horas, el entonces ministro de Cultura, Mauricio Rojas. El escritor iba con una decisión clara: renunciar a la cartera en la que había sido nombrado el jueves anterior.

La situación se había vuelto insostenible. El sábado estallaron críticas del mundo cultural y de la oposición a Rojas, luego de que se recordara que en 2016 este afirmara que el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, "más que un museo, se trata de un montaje cuyo propósito, que sin duda logra, es impactar al espectador, dejarlo atónito, impedirle razonar (...). Es un uso desvergonzado y mentiroso de una tragedia nacional que a tantos nos tocó tan dura y directamente". Idea que había sido recogida en su libro "Diálogos de conversos", cuya autoría comparte con el canciller Roberto Ampuero (ver nota secundaria).

Su renuncia, a esas alturas, era inminente. Justo a esa hora, rostros del mundo de la cultura -liderados por el premio nacional de Literatura Raúl Zurita- daban una conferencia para rechazar los dichos de Rojas.

A las 10:00 horas, en tanto, el ministro del Interior, Andrés Chadwick, se había comunicado telefónicamente con los presidentes de los partidos de Chile Vamos para informarles que se avecinaba un posible escenario de renuncia. "Ya no era un interlocutor válido", señalaban en La Moneda en esos momentos, mientras comentaban que el peak del caso fue cuando el domingo le cancelaron su primera pauta cultural -patrocinada por el mismo ministerio- "Los Jaivas: 55 años".

Fue así que a las 12:20 horas -en minutos en que finalizaba el comité político ampliado de La Moneda que había comenzado a las 10:30 y luego de que el Mandatario visitara una construcción de trenes de metro- el Presidente Sebastián Piñera bajó hacia el Patio de Los Naranjos para emitir una declaración pública en la que decía aceptar la renuncia de Rojas y designar a la arqueóloga Consuelo Valdés en la cartera de las Culturas (ver A 8).

"Polarización"

En privado, en La Moneda reconocían que se daba un ambiente polarizado en la sociedad y que el propio Piñera optó por actuar rápidamente ante la situación. Fuentes de Palacio admitieron que el Presidente intentó cerrar un capítulo para evitar que los DD.HH. sean un tema central en su administración, cuestión "tan sensible" que -reconocen- logró unir a la oposición: desde la DC al Frente Amplio. Las mismas fuentes agregan que incluso él, en su historia política, ha sido "férreo defensor" de los DD.HH, sobre todo en dictadura. Recuerdan que sostuvo el concepto de "cómplices pasivos" en su primer gobierno, cerró el Penal Cordillera y votó por el No.

Desde La Moneda sostienen que el Mandatario, al hacer el cambio de gabinete, lo que buscaba era alejar "ruidos ajenos de los ministerios", algo que nuevamente se estaba tomando la cartera de Rojas.

Así, en su declaración, el Mandatario comenzó señalando que su gobierno condena "categóricamente" los atropellos a los DD.HH. en cualquier tiempo, lugar y circunstancia.

Sobre Rojas, dijo: "No compartimos sus opiniones respecto del sentido y la misión del Museo de la Memoria, que recoge los testimonios, las vivencias, las evidencias y las enseñanzas de un período muy oscuro en nuestro país, en relación a los derechos humanos".

Al mismo tiempo, eso sí, rechazó "la intención de ciertos sectores, que pretenden imponer una verdad única".

En ese sentido, el Presidente quiso dar una reflexión y señaló: "Es bueno analizar con objetividad, profundidad y buena fe, ¿por qué se debilitó la democracia y el Estado de Derecho en nuestro país?".

El Presidente concluyó manifestando que en su gobierno existe "preocupación" por "atenuar" los atropellos de los DD.HH .

Tras el término de su declaración, el Mandatario se reunió con los presidentes de los partidos, que a estas alturas se habían dividido en torno al rol del Museo de la Memoria (ver nota secundaria).

De esa forma, el Gobierno intentó dar por superado un tema que se había tomado el debate del fin de semana y que había engrosado parte de la agenda de derechos humanos que había impuesto la oposición, sobre todo, por la acusación constitucional a la Corte Suprema tras la libertad condicional que se otorgó a seis presos de Punta Peuco. En paralelo, opacó actividades del Ejecutivo, como el despliegue de la agenda legislativa y actividades de salud.

Segundo piso

Si bien la decisión de remover a Rojas fue respaldada por el oficialismo para descomprimir una crisis, en La Moneda surgió la duda de la revisión de los antecedentes de Rojas. Al respecto, en Palacio se argumentó que, por tratarse de una persona de confianza que ya ejercía su rol en el segundo piso, no era necesario hacer una revisión. Rojas trabajaba directamente con el jefe de asesores del segundo piso, Cristián Larroulet, responsable, además, de visar a autoridades designadas.

Al respecto, la vocera de Gobierno, Cecilia Pérez, se limitó a señalar que "las evaluaciones son propias de un trabajo interno".

Acerca del futuro de Rojas, no se descartó que pudiese volver a ejercer su rol en el segundo piso como speechwriter . "El Presidente ha tenido una conversación privada con Mauricio Rojas (...), le ha expresado su valoración personal y le ha manifestado su intención de seguir contando con él, y ese destino eventualmente lo va a señalar el Presidente", dijo la vocera Pérez, luego de que en Palacio se diera la ceremonia de cambio entre Rojas y Valdés. Desde La Moneda precisaron que el Presidente podría, incluso, nombrar a Rojas como embajador.

Chile Vamos se divide por salida de escritor y rol del Museo de la Memoria

UDI y RN recriminaron a Evópoli en el comité político por tomar distancia del resto del bloque en una declaración pública sobre la situación. 

Por Eduardo Monrroy

Fue durante la mañana de ayer que los miembros del bloque de Chile Vamos comenzaron a percibir que la salida del recientemente nombrado ministro de las Culturas, Mauricio Rojas, era inminente.

Y pese a que el oficialismo había respaldado en un principio al entonces secretario de Estado, ayer, luego del comité político ampliado de la coalición, en La Moneda, los timoneles se plegaron a la determinación del Mandatario Sebastián Piñera.

La presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselbergue, reconoció que la permanencia de Rojas "era insostenible". Mientras que el líder de RN, Mario Desbordes, manifestó que la frase del escritor "obviamente era un error. El Museo de la Memoria no es un montaje, recoge hechos objetivos y eso no lo discuto", añadió.

En tanto, en Evópoli, su presidente Hernán Larraín Matte dijo que "lo importante cuando se comete un error es identificarlo y rectificarlo rápido". Mientras que desde el PRI, su líder Eduardo Salas calificó negativamente los dichos de Rojas, pues, dijo, "estos reflejaban una convicción que él tenía, al punto que la manifestó en un libro".

Pero en el bloque se expresó una diferencia en cuanto al fondo de la frase del escritor: si en la UDI y RN sus presidentes aseveraron que el Museo de la Memoria tenía un "sesgo" de la izquierda -al punto de que Desbordes sugirió buscar alternativas para incluir más miradas de ese período-, Evópoli y el PRI rechazaron esa postura. Y esas divergencias se manifestaron en el comité político ampliado, donde -comentan- Van Rysselberghe recriminó al presidente de Evópoli por la declaración que la noche anterior había emitido su directiva, la que fue vista como un "contrapunto" a lo que se había acordado como bloque. "¿Somos o no somos coalición?", le habría dicho la senadora, lo que fue apoyado por Desbordes.

Larraín Matte se defendió señalando que finalmente tuvieron razón en que se debía sacar a Rojas, pero la senadora recalcó que esa es una decisión del Presidente y lo que correspondía era respaldar al escritor.

El debate, en todo caso, hizo surgir en La Moneda la duda respecto a si esto apresuraría el anuncio del Museo de la Democracia, anunciado por el Mandatario en su programa de gobierno.

Reunión privada con Piñera

Tras el comité político, los líderes del bloque se reunieron en privado con el Mandatario, por cerca de media hora. En la instancia, Piñera se dedicó a explicarles las razones de la renuncia, pero también -dicen conocedores de la cita- esta tuvo el fin de transmitir "tranquilidad" a las directivas y manifestar que La Moneda no vivía una crisis luego de los repentinos cambios de gabinete.

Incluso, las mismas fuentes indican que en la reunión el Jefe de Estado les habría mostrado las cifras de las encuestas en materia de aprobación al Gobierno. Los números, según La Moneda, estarían reflejando que la baja sostenida de aprobación que se registró durante las semanas de julio ya no muestran esa tendencia -la aprobación según la Cadem del 10 de agosto le da un 45% de adhesión ciudadana-. Asimismo, el Presidente expuso los números que arrojan las encuestas en cuanto a derechos humanos.

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