La Tercera
El baterista y fundador de Los Tres hoy está dedicado enteramente al hip hop, con una nueva agrupación que se abre paso en el circuito de su natal Concepción. Si bien cuenta que no ha hablado con sus excompañeros desde su salida del grupo penquista, hace casi dos décadas, asegura “estar en paz” con ese capítulo de su historia.
Por Andrés del Real
Desde hace tres años, la vida de Francisco Molina transcurre nuevamente en su natal Concepción. Tras más de una década radicado en Estados Unidos, donde desarrolló una destacada y prolífica carrera en el circuito del jazz de la Costa Este, en 2015 el baterista y fundador de Los Tres regresó al Biobío para reiniciar su vida en Chile junto a su familia, montar un estudio casero y adentrarse en ritmos que hasta ahora no había explorado, como el hip hop. De hecho, en su más reciente proyecto, Jodelase, vuelca muchas de las influencias que recibió de la música afroamericana durante su estadía en Norteamérica, en este caso de raperos como The Roots, Talib Kweli y Kendrick Lamar. “Un visionario”, dice sobre este último.
Pero hay momentos en que Molina inevitablemente se ve transportado a su pasado más visible, ese que lo tuvo como miembro estable y pieza fundamental del sonido de Los Tres desde sus orígenes, hace 30 años, hasta el memorable La sangre en el cuerpo (2000), el último disco en el que participó antes de dejar el grupo. “Hace un rato venía en un taxi y en la radio pusieron “He barrido el sol”. Y la chica que la presentó hablaba de una manera bien emotiva. Ahí me puse a pensar que no la escuchaba hace mucho tiempo, y que no está tan mal. Éramos re pendejos y ya veníamos tocando eso en Concepción… es bonito, lo veo de una manera casi poética”, relata.
A 18 de su salida del grupo penquista, hoy Molina asegura estar en paz con esa prehistoria musical, al tiempo que inicia una suerte de tercer tiempo en su carrera, como parte de un cuarteto que acaba de editar su primer EP y con actividad en vivo en bares y pubs de Concepción. Y aunque dice no haber sostenido una conversación formal con ninguno de sus excompañeros de banda desde su partida, sí ha seguido con atención la recuperación de Álvaro Henríquez, y no le ha cerrado la puerta a un eventual reencuentro de Los Tres.
– ¿Cómo surge este nuevo grupo y su incursión en el hip hop?
– Estuve viviendo muchos años en Brooklyn e inevitablemente me empapé del rap de muchas bandas, de un vibrato que estaba ahí, en lo que escuchaban hasta mis vecinos. Fueron muchos años de esa música y me di cuenta que, donde me terminara instalando, quería tocar hip hop. Así que fue como natural llegar a Conce a eso. Empecé a preguntar si había un rapper con buenas letras y tres personas distintas me dijeron el mismo nombre. Y un día se me acerca Jodelase [el rapero José Díaz, cuyo apodo da nombre al conjunto], conversamos un rato, le pedí que me mandara sus letras y me llamaron mucho la atención. Me impresionó mucho esa claridad que tiene para ver la vida, sin filtro pero elegante, además de su ritmo para cantar. En ese sentido, he tenido la suerte de trabajar y estar en contacto con los mejores liricistas de Chile: el Álvaro, la Colombina Parra, compartí también con Jorge González y ahora reconocí eso en Jodelase.
– ¿Ha contactado a Álvaro Henríquez desde que empezaron sus problemas de salud?
– Ese un tema bien importante para mí. No sólo el Álvaro: Los Tres también, la familia. Si bien no lo he llamado desde que se enfermó, mandé mensajes, estuve en contacto con su mamá en este proceso. Para mí es importante, en cuanto a la obra que creamos desde Concepción. Y todo mi respeto, considero que Álvaro Henríquez está a la altura de compositores como Víctor Jara y Jorge González. Cuando supe que estaba enfermo, fue como… todo el mejor vibrato para que se recupere, porque sería una lástima que se perdiera eso. Y cuando supe que volvió a cantar con Café Tacvba, fue una alegría increíble, porque así hay chance de que podamos tener más canciones, y seguramente de todo este proceso va a salir algo. Cuando pienso en Álvaro y en Los Tres, a estas alturas de la vida, yo soy parte del público. Me gusta, me emociona. Estoy súper en paz con eso. Entonces todo el respeto del mundo. No he tenido conversaciones con Álvaro hace casi 20 años, y creo que ha sido para mejor, en el sentido de tener esa relación intacta.
– ¿Tampoco ha hablado con Titae Lindl o Ángel Parra?
– No tengo ningún contacto con la banda desde el 2000. Algún saludo con Titae por ahí quizás. Pero tiene que ver con quién está trabajando cada uno musicalmente, no es una cuestión personal. Yo ahora estoy trabajando con músicos mucho más jóvenes, en Concepción, tengo un mundo que todavía no está muy asentado en Chile.
– El año pasado, cuando Henríquez intentó juntar a Los Tres originales por los 20 años de Fome, se dijo que había aceptado sumarse. ¿Por qué no resultó esa reunión?
– Sí, para tocar yo no tengo ningún problema. Me encantaría tocar con muchas personas, y entre ellos Los Tres, obviamente. El tema es que perdí completamente la noción de cuál es la estructura al interior de Los Tres. Cuando yo me fui al menos ya estaba bien claro que Álvaro iba a ser el jefe de jefes, pero ya no sé cómo es esa estructura adentro. Entonces depende de muchas cosas, pero creo que ahora no es el momento. El Álvaro se tiene que recuperar y yo estoy aquí fascinado con el hip hop. Y bueno, efectivamente hubo unas conversaciones pero no directamente con Álvaro, sino con una mánager. Mi condición siempre fue que tenía que estar el Ángel, y entiendo que él no se montó. A veces lo simple se transforma en un lío y no soy yo el que lo tenga que resolver, yo estoy bien lejano a eso. Todo lo que me ha pasado desde el 2000 ha sido intenso y soy feliz con eso. Es mi estilo de vida: tengo que hacer música y la estoy haciendo con otra gente hace mucho rato.
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