lunes, septiembre 10, 2018

Mike Patton dejó atrás la resaca estomacal con aplaudido show

El Mercurio

José Vásquez

Entran todos: los intérpretes de la Orquesta Sinfónica de Chile, las coristas, sus músicos y, al final, como alargando la impaciencia del público -que se ya se manifestaba con sonoras pifias-, aparece Mike Patton para dar inicio a su encarnación musical más docta, que esta vez se hizo esperar por un poco más de 20 horas.

Todo estaba programado para iniciarse el sábado en la noche, pero el show se debió trasladar por una "infección estomacal" del cantante para ayer, en una improvisada función vermouth a las seis de la tarde, obligándolo a realizar un programa doble.

Mondo Cane, el proyecto con el que la voz de Faith No More recrea el cancionero italiano de los 50 y 60, había fijado tres funciones en el Teatro Coliseo, las que finalizan hoy. Shows que agotaron sus boletos rápidamente, demostrando la fidelidad del público local, que ayer volvió a copar el recinto que había abandonado el día anterior, cuando se le comunicó a la misma hora del concierto que el artista no estaba en condiciones de cantar.

Pero el mal rato Patton lo borra apenas se acerca jadeante al micrófono y es vitoreado otra vez como héroe nacional. El bochorno de la resaca estomacal es un bache que sortea liberando de a poco su tornado vocal en su lectura para "Il cielo in una stanza" de Gino Paoli con la que inicia el espectáculo.

El escenario luce sobrepoblado de músicos, un murallón de intérpretes donde la generosa y dúctil garganta del ídolo rockero vuelve a sobresalir en una -que ahora resulta demasiado ad hoc por todo lo sucedido- "Che notte!", que se acerca al vértigo de sus proyectos más populares, con una interpretación oscura y rasposa que se atropella en su italiano veloz.

Patton se apropió de este cancionero que conoció hace poco más de dos décadas, durante el tiempo que vivió en Bolonia, cuando estuvo casado con Cristina Zuccatosta. Por eso el idioma no es obstáculo para una versión de "Ore d'amore", donde el papel del galán romántico le resulta natural. Y de ahí a los chillidos de "L'urlo negro" y de ahí otra vez sacudiendo su fascinante versatilidad vocal para "Legata a un granello di sabbia", con un sonido que al fin ecualiza su registro.

El sábado en la noche, antes de la suspensión del show, había alcanzado a actuar Alain Johannes, quien realizó una emotiva presentación en solitario, apoyado solo en su guitarra, una cigar box y un compacto con lo mejor de su discografía, con temas como la sentida "Endless eyes".

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